CONSULTOR:
En ocasiones lamentablemente el consultor no ejerce como tal, sino que actúa como mero recopilador de exigencias. Un consultor no debe limitarse a redactar las demandas del cliente, siempre tendrá que analizar el por qué, por qué se hace lo que se hace, y después conocer el qué, el cómo y el quién, sepamos los objetivos buscados, esto es vital en una correcta integración.
A veces se limita a enumerar los requerimientos como quien hace la lista de la compra cuando deberíamos saber las necesidades nutricionales en función de un objetivo para hacer el menú, después la compra, cocinar, y por último enseñar a comer.
El consultor debería ser el betatester del resultado, ya que como mayor conocedor por la parte implantadora de la empresa destinataria podrá detectar errores, fallos y mejoras, nuevas adaptaciones, etc.
DESARROLLADOR:
La traslación de la información desde el consultor hasta el desarrollador es fundamental, y además debe ser continua y en ambos sentidos.
Dicha información redunda en el desarrollo: funciona, tiene bugs, peta, es amigable?. Siempre he pensado que el resultado cuanto más se acerque al estándar mejor.
PRODUCTO:
Los productos ERP tengan más o menos funcionalidades, normalmente, son buenos, queriendo decir con esto que suelen hacer bien lo que hacen, y normalmente si dan errores suelen ser solucionables. Ahora bien una cosa es que hagan lo que hacen, y otra bien distinta es que hagan lo que el usuario quería, esperaba, pensaba o suponía que un “ERP” era capaz de hacer o que hagan lo que el vendedor de la herramienta dijo que hacía. Un contrato detallado es lo mejor para ambas partes.
JEFE:
En ocasiones no puede (o no quiere) implicarse porque tiene otras muchas obligaciones, de informática no entiende y abandona, es decir haz tú que ya veremos el resultado final, simplemente hay otras prioridades, y en realidad no es cierto o no debería serlo, la integración de un ERP es una decisión estratégica y hay que estar encima de ella, tan encima como cuando se adquiere una nueva maquina, NO es una gasto es una inversión y como tal ha de acometerse. En el futuro puede lastrar o impulsar el desarrollo de negocio. Un Jefe debe delegar, pero no abandonar.
INTERLOCUTOR DE LA EMPRESA:
Debe ser alguien con capacidad crítica, de liderazgo y conocimiento del proceso de negocio cuanto más amplio mejor y por supuesto con el respaldo de gerencia. En el ámbito interno deberá coordinar a personas clave para el éxito del proyecto que estarán desbordadas por nuevas tareas y reuniones relacionadas con la implantación, además de por su actividad habitual que tenderán a priorizar por sentido del deber y por presiones para que se sigan realizando al mismo ritmo, y eso durante el proceso de integración suele ser difícil por no decir imposible, si no se ponen los medios adecuados.
USUARIO:
Algunos usuarios quieren continuar trabajando igual que antes de la implantación, no quieren abordar la curva de aprendizaje, sienten que la nueva plataforma les obliga demasiado, o que da errores, o que es poco flexible .
En la integración siempre hay “problemillas” y “problemones”. Lo que yo he visto es que los insalvables se dan cuando el consultor y/o el jefe han sido incapaces de realizar adecuadamente su trabajo y fundamentalmente cuando no se ha desarrollado correctamente la fase de definición de procesos y objetivos de la implantación.
La COMUNICACIÓN entre todos los agentes es vital para la correcta integración de un ERP.